Ser donante implica dar de nuestra sangre para poder ayudar a alguien que lo necesita. La donación de sangre ayuda a quienes han sufrido una perdida de sangre en grandes cantidades como en un accidente, pacientes con leucemia, con tratamientos de quimioterapia, radioterapia, o que han recibido un trasplante de médula ósea. Estos son solo algunos de los ejemplos de la larga lista de casos en que los pacientes necesitan diariamente un donante voluntario de sangre.
Para ello es necesario que el donante cuente con ciertos requisitos.
- Gozar de buena salud.
- Ser mayor de 18 años.
- Pesar más de 50 kilos.
- Haber estado sin donar sangre un mínimo de (03) meses en el caso de los hombre, y cuatro (04) meses si es mujer.
- Quienes no cuenten con tatuajes o perforaciones en los últimos 12 meses.
- No haber tenido hepatitis B, hepatitis C, Sífilis o prueba positiva de VIH.
Proceso de donación de sangre
La donación de sangre, plasma o derivado sanguíneo, es un proceso voluntario que permite salvar vidas humanas. Es importante contar con un suministro de todos los tipos de sangre para garantizar un abastecimiento confiable para los pacientes.
- Se verifican tus signos vitales: latidos del corazón, presión arterial, peso y temperatura.
- Deberás responder a una entrevista privada con el fin de evaluar si la donación puede traerte riesgos o al receptor. Es esencial que respondas correcta y honestamente a las preguntas.
- Si eres un postulante apto, antes de realizar la donación, debes responder de manera confidencial a la autoexclusión.
- Se realizará la limpieza (asepsia) del lugar donde se te punzará, y se recogerá alrededor de 450 ml de sangre y muestra para la realización de exámenes obligatorios.
- Después de la donación, debes reposar unos 10 minutos.
A la muestra de la sangre donada, se le hacen las pruebas de tamizaje: para la hepatitis B y C, el VIH, HTLV I y II, enfermedad de Chagas y la sífilis.
¿Quiénes necesitan de la Donación Voluntaria de Sangre?
- Mujeres o bebés por complicaciones durante el embarazo o parto.
- Quemados
- Personas que sufrieron algún tipo de accidentes con pérdida importante de sangre: accidentes de tránsito, domésticos, catástrofes, etc.
- Personas que están por ser operadas.
- Pacientes con cáncer.
- Pacientes que recibirán trasplante de órganos.
- Hemofílicos.