El principal objetivo de la limpieza de espacios debe ser evitar la propagación de bacterias y virus que sean nocivos para la salud. Las superficies del suelo, paredes y techos son espacios que pueden impregnarse de elementos invisibles que pueden ser contaminantes para otros elementos del entorno como el aire.
Métodos y procedimientos de limpieza.
La limpieza puede realizarse con el uso individual o combinado de métodos físicos (como calor, restregado, flujo turbulento, limpieza al vacío u otros métodos que eviten el uso de agua) y métodos químicos que utilicen detergentes alcalinos o ácidos.
La limpieza puede comprender de diferentes elementos para que la acción total logre resultados correctos en los espacios eliminando bacterias.
Inicialmente es recomendable hacer una limpieza en seco, usando herramientas que no comprendan ningún tipo de liquido u otros elementos. Se puede usar herramientas como escobas o trapos para eliminar de partículas la superficie.
Como segundo paso, si la superficie lo requiere, se puede utilizar un elemento reactivo (Agua, calor, aire, etc.) para poder activar las partículas o elementos de las superficies de manera que sea más fácil retirar los elementos contaminantes. Por ejemplo: Una superficie manchada con barro expuesta al sol por varios días. Inicialmente se puede barrer la superficie y posteriormente se puede utilizar agua como elemento que haga reaccionar a la suciedad pegada a la superficie (barro).
Como tercer paso, se consideran los elementos químicos como reactivos para remover bacterias. Estos normalmente deben ser manipulados con determinados cuidados (uso de guantes, mascarillas, etc.). Por ejemplo, el uso de desinfectantes en superficies sanitarias.
Pasos para un proceso de limpieza correcto:
Limpieza a seco
Enjuague previo (rápido)
Aplicación de detergente (puede incluir restregado)
Enjuague posterior
Aplicación de desinfectante